02 febrero 2008

Destinos inflados: los emblemas turísticos que decepcionan...

¿Y si planificamos hasta la obsesión un viaje y nada sale como lo planeamos?. O peor, resulta que el viaje de nuestros sueños termina convirtiéndose en una pesadilla. El viajar es una de las actividades más placenteras sin dudas. Pero muchas veces, los viajes que no se cuentan son aquellos que nos decepcionaron por completo.

Sin ir muy lejos, ¿que vemos cuando viajamos a París?. ¿La Torre Eiffel no es tan sólo un icónico mamotreto de hierros?, o es acaso un indudable referente mundial de la ingeniería al servicio de la industria turística. En mi caso, mi visita a la Torre Eiffel en el año 2006 fue casi un fiasco. Al regresar de París, me preguntaban por qué no había subido siquiera un escalón de la torre. Además de que en el momento de subir, una amenaza de bomba obligó a la policía a cerrar y cercar la torre, la verdad es que subir a la torre Eiffel es ubicarnos en el único lugar desde donde podemos observar a París sin su torre. Por eso, me quedé contento con la imagen panorámica desde la torre de la Catedral de Notre Dame.

Es cierto, nadie se imagina a París sin su torre, pero muchos escépticos, no dudan en incluir a la Torre Eiffel, La Mona Lisa, Time Square o la rambla de Barcelona, entre los emblemas de destinos de viaje más desilusionantes del mundo. Al menos así lo afirmaron en un estudio realizado en 2007 entre turistas británicos. Stonehenge es el que encabeza la lista de decepciones turísticas dentro de Inglaterra. Pero incluso, siendo más grave, afirman que para algunos (pocos) japoneses visitar París puede ser traumático: la posibilidad de que la idealizada imagen de París se derrumbe como un castillo de naipes cuando un malhumorado camarero de bar, responde en malos términos a un turista que no comprende el francés, puede destruir por completo el encanto de la famosa película Amelie. Tal como suena, algunos turistas japoneses, al visitar París requieren de asistencia psicológica y un viaje de regreso inmediato.

Los viajes, siempre despiertan ilusiones, impulsadas por las imágenes idílicas que bombardean nuestra mente. Pero lo mejor es siempre, estar preparado para todo. Viajar, a pesar de decepciones, siempre será una posibilidad de descubrir aquello que pensábamos que era diferente. Viajar es empaparse de realidad, y tal experiencia, nunca deja de enriquecernos.

Y para decepciones, me viene a la memoria el resumen de la experiencia de viaje a Roma de mi abuela: Roma es deprimente, es todo una ruina...Nada más cierto, en Roma la historia es una ruina desnuda, e impactante. Cada lugar, despierta en los ojos de cada viajero, una sensación con matices infinitos, que quedarán en la memoria para siempre. Y en experiencias propias ¿como andamos? ¿alguna decepción para contar?

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